viernes, 21 de diciembre de 2012

Me echará de menos



Esta noche podría ser perfecta para que saliéramos juntos a algún sitio pijo
y luego terminásemos bailando canciones infumables en cualquier garito de malamuerte.
Y volver a casa,
etílicos perdidos,
notar tus ojos vidriosos clavados en los míos y besarte con pasión, arrancarnos la ropa (no siempre, hoy sí) y hacerlo en tu cama.
Donde muchas más han estado, donde no estará ninguna más que yo.
Esa cama que será mía, que si algún día me dejas marchar, porque lo harás (ya que eres bastante imbécil), me echará de menos.
Y yo a ella.
Y a ti.








A esos capullos que hacen que se te olvide algo tan básico como respirar.

lunes, 29 de octubre de 2012

Al respirar

He decidido escribirte hoy, ¿Por qué hoy? No lo sé. Quizás porque he encontrado mensajes que nos mandábamos hace años, conversaciones infinitas que me han hecho revivir momentos que nunca he olvidado. Y además he vuelto a ver Milion Dollar Baby. Pero he llorado menos, sólo durante 20 minutos. Me he tenido que consolar sola, porque Compidepiso no está, tú tampoco y sólo está un muñeco de Toy Story 3 que me mira con cara de "¿No eres un poco mayorcita para tenerme adornando tu salón?".

Hace poco una amiga me dijo que la vida era como un autobús, que algunos empezaban contigo el recorrido, luego se bajaban, mientras otros subían y que, a lo mejor, volvía a ver en la parada a antiguos viajantes. La verdad es que la metáfora es un poco mierder y cuando me la contó me reí bastante, pero pensando un poco en ella me doy cuenta de que a veces noto tu asiento vacío y es normal, porque estaba personalizado, con tu nombre, un cojín y un agujerito para enchufar los cascos.

Siempre he sentido que no fui capaz de decirte lo necesario que eres. En todo momento era consciente de ello y quizás no te lo dije lo suficiente. Además te hice daño. Yo, ¿sabes? Que pido perdón cuando estornudo. Más de una disculpa te mereces. Y más de un "te quiero", la verdad. Y más de un coito.

Así que vamos a dejarlo en que has formado parte del mejor capítulo de mi vida.





A ver, que no tengo derecho de echarte de menos. O sea, sí. Pero no, ¿sabes? Bueno, pues eso.

lunes, 9 de julio de 2012

Curiosidad

Hace poco que apareció Curiosidad en mi vida.
Tiene un nombre, innecesario. A mí me gusta más llamarlo Curiosidad.
Es la mejor manera de describirlo.
Me intriga y me frustra.
Porque no sé si conozco mucho o no conozco nada.
Y me frustra. Y me vuelve a intrigar.
Y así hasta que me duermo.

Curiosidad es guapo. Depende de la luz.
O depende del día que tenga yo.
Me gusta reír con él.
Su cabeza tiene miles de recovecos y puertas cerradas.
Te vas a reír, pero quiero abrirlas.

Él también me llama Curiosidad. Lo sé.
No conozco su cabeza, pero sí sus ojos.
Sus ojos y los míos se conocen. Y quieren presentarnos.
Me gusta Curiosidad. No es que lo quiera.

Curiosidad no presume. Y podría.
No folla (mucho). Y podría.
No beb… Bueno.
A veces me sorprendo pensando en Curiosidad.
Aunque al final no es más que eso, curiosidad.